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sábado, 14 de abril de 2007

Complejidad y democracia. Niklas Luhmann.

Las democracias pluripartidistas se organizan a partir de una decisión estructural diversa y llegan pro tanto a una distribución diversa de los problemas. Sus posibilidades de ser posibilidades democráticas depende de limitaciones de índole diversa.

La teoría sociológica de los sistemas rompe con la tradición de que el hombre es considerado como parte del sistema social, ahora es considerado como un ambiente problemático del mismo sistema.

El reconocimiento universal de la democracia se entiende como norma de los sistemas políticos y la duda sobre la posibilidad de existencia de la democracia misma. Naschold piensa que de ella resulta un concepto de democracia bastante reducido subordinado a la exigencia de la planificación y la decisión. Es necesario una reinterpretación radical del concepto clásico de la democracia como forma de dominio.

En la concepción actual, la democracia y la política que alguna ves estuvieron separadas, se funden y por otra parte se entiende por política un negocio más o menos sucio. En el concepto de democracia se fundan los últimos postulados normativos de la política y esto lleva a dudar que la democracia se entienda adecuadamente, cuando se le define como el dominio del pueblo o en modo reducido.

Resulta significativo que los sistemas totales en el que el hombre adulto bien absorbido completamente, hoy se puede reducir aun solo caso- el hospital psiquiátrico- y se debe dudar en ver en tal caso un modelo de sistema político. De ello deriva que la referencia de los sistemas sociales al hombre y a la humanidad de sus instituciones, no se deben considerar dentro del esquema todo / parte sino en el esquema sistema / mundo.

Los derechos y los fines diversos que ahora son posibles se vuelven parte constitutiva de la situación de poder de decisión que adquiere la política. Este nuevo tipo de contingencia y de complejidad de la situación de la situación de poder decisivo de la política, destruye las antiguas fuentes de apoyo político y de la legitimación jurídica, establecida en el derecho institucional.

El aumento de la complejidad del sistema político, ha reducido a la democracia simplemente a un postulado normativo universalmente valido: a una forma de justificación de la política.

El sistema político debe adquirir su propia legitimación de un modo abierto y estructuralmente indeterminado, habiendo referencia a las posibilidades de consenso y a los resultados obtenidos.

El ejemplo que nos da el autor es que una línea de argumentación que se desarrolla de tal hacho, utiliza la teoría sociológica de la diferenciación sistémica y muestra como se puede reducir la complejidad a través de la formación de los subsistemas funcionalmente específicos, y que por tanto tiene una naturaleza diferente. Como reacción a los cambios descritos, se forma en el sistema político un ámbito particular para la política, es decir una potenciación de lo que, en el sistema político es político. La función de estos procesos políticos es doble, por un la do, predispone un potencial generalizado de decisiones en la forma de un poder político utilizable para un empleo lo mas abierto y amplio posible : por el otro canaliza presupuestos de terminados en la forma de personas que tienen cargas (políticamente confiadas), o de programas (políticamente aceptables) que estructuran el proceso de poder de decisión. Ambas funciones. La formación del poder y la influencia sobre los presupuestos de las decisiones vienen desarrolladas en conexión reciproca y se orientan y se apoyan recíprocamente. La elevada autonomía y el autocontrol del cálculo político se expresan por el hacho de que las premisas con poder de decisión se eligen desde el punto de vista del poder, y, contemporáneamente, el poder bien aplicado para influir sobre las premisas de decisión; en esto se funda, al mismo tiempo, su posibilidad de llegar a decisiones en situaciones extremadamente inestables, no controlables completamente, y en presencia de fuertes presiones.

¿Qué cosa puede ser ahora “democrática”? ¿Qué cosa se entiende aquí por voluntad del pueblo? Por supuesto, no la participación concreta de todos los procesos políticos que implican una toma de decisión para controlarlos y para favorecer su autoformación.

Los procesos de decisión son procesos de selección, de eliminación de otras posibilidades. Ellos producen más no que sí, y cuanto más racionalmente procedan, cuanto más examinen rigurosamente las demás posibilidades tanto mayor se volverá el nivel de sus negaciones (con esto el autor demuestra que la democracia directa es irracional). Exigir una participación intensa y comprometedora de todos, significa ejercer violencia sobre el principio democrático (si se vota en contra, quiere decir que hay descontento social). Quien entiende así la democracia, tiene de hacho, que llegar a la conclusión que allá es incompatible con la racionalidad; o, más sencillamente, que postular su compatibilidad como una razón presente en las mentes de los participantes.

La democracia significa la conservación de la complejidad a pesar de la continúa actividad decisiva, y la conservación de un ámbito selectivo lo más amplio posible para decisiones siempre nuevas y diferentes. En ello la democracia encuentra su racionalidad y humanidad: su razón la referencia al mundo humano consiste de que este se funda en la vida y por tanto se tiene que elegir decidiendo y actuando continuamente; esto no incluye lo que no se elige, ni lo hace definitivamente inaccesible.

En lo que se refiere a los sistemas, el autor señala que es posible descubrir, con a ayuda de las ciencias sociales, mejores técnicas de análisis y de control de sistemas, cuya estructura sea altamente compleja, y después aplicar estas capacidades también al sistema político.

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