Bienvenida

Esta es la página de Mara Yazmín Morales Torres. En los paneles laterales de la derecha puede encontrar los textos publicados hasta ahora, junto con mis datos personales: Ensayos, Los grandes autores y Artículos de interés general.

sábado, 14 de abril de 2007

Resumen. Jonh Holloway.

Sabiendo que el poder es aquel que detentan los que oprimen y que el antipoder es el que detentan los oprimidos podemos analizar la realidad del anti-poder, en este análisis tenemos tres puntos, el primero es que el ubicuo, el segundo es que es la fuerza conductora del poder y el tercero que toca analizar aquí es que el capital depende de manera absoluta del trabajo alienado para su existencia, es decir, que depende de la transformación del hacer humano en trabajo productor de valor”(p., 253), punto que resulta la contribución de Marx al pensamiento oposicional que lo lleva más allá de las otras formas del pensamiento oposicional, que en general entendemos como de un lado la teoría radical de la opresión, que describe la opresión y el proceso de lucha (feminista por ejemplo), parte para describir la opresión de un nosotros contra ellos, ricos contra pobres, creando en apariencia dos puntos externos uno del otro sin explicar cómo se relacionan, quedando sin poder real de transformación pues al no explicar que los ricos lo son en tanto los pobres los hacen ricos, entonces no se comprende la naturaleza tan “frágil” de la opresión, no explica pues la naturaleza del capital. En oposición a esta teoría tenemos la teoría marxista, que destruye toda externalidad al explicar que el capital depende del trabajo alienado para subsistir, es decir, ya no hay un ellos contra nosotros con ellos externos a nosotros, donde ellos son los opresores y nosotros los oprimidos. En esta explicación se centra la posibilidad de transformación revolucionaria ya que nos dice qué tan frágil es la opresión.
“La impregnación del poder por el anti-poder es la sustancia de la teoría de la crisis... la importancia del marxismo reside en dar apoyo a la lucha a favor del comunismo mostrando que es materialmente posible una transición del capitalismo al comunismo, es decir, que la lucha por el comunismo está fundada en las contradicciones materiales del capitalismo y que estas contradicciones están concentradas en la crisis capitalista” (p.255) con lo que concluimos que no estamos solos en nuestra lucha. Este no estamos solos se puede entender de dos maneras, la primera que es la ortodoxa consiste en verla como una expresión de las contradicciones objetivas del capitalismo, “una crisis precipitada por estas contradicciones crea una oportunidad para la lucha, crea una oportunidad de convertir la crisis económica en crisis social y una base para la toma revolucionaria del poder”...”esta idea de la crisis como la expresión de las contradicciones objetivas del capitalismo complementa la concepción que ve a la revolución como la toma del poder en vez de ver en ambas, en la crisis y en la revolución, una desintegración de las relaciones de poder”.(255). La otra forma de entender el “no estamos solos) es ver la crisis como la expresión de la fuerza de nuestra oposición al capital. No hay “contradicciones objetivas”: nosotros y sólo nosotros somos la contradicción del capitalismo... No puede entenderse a la crisis, entonces como una oportunidad que se nos presenta gracias al desarrollo objetivo de las contradicciones del capitalismo, sino que debe entenderse como la expresión de nuestra propia fuerza, y esto hace posible concebir la revolución, no como la toma del poder, sino como el desarrollo del anti-poder que ya existe como la sustancia de la crisis”.
En cualquier sociedad de clases existe una inestabilidad procedente de la dependencia de los dominadores respecto de los dominados. En cualquier sistema de poder-sobre, existe una relación de dependencia mutua entre los “poderosos” y los “sin poder”. ¿De qué se trata la particular forma capitalista de dependencia de la clase dominante respecto del trabajo de la clase explotada que hace del capitalismo un sistema de dominación particularmente inestable?... De la libertad, la libertad del trabajador es el rasgo privativo de la relación entre capital y trabajo, libre en doble sentido; en tanto hombre libre dispone de su fuerza de trabajo en cuanto mercancía suya, y de que por otra parte, carece de otras mercancías para vender, está exento y desprovisto, desembarazado de todas las cosas necesarias para la puesta en actividad de su fuerza de trabajo”(257). “ Es importante tener en mente que todas las sociedades de clases descansan en la subordinación de los trabajadores insubordinados y, por lo tanto, en la violencia: lo que distingue al capitalismo de las otras sociedades de clases es la forma que toma esta subordinación, el hecho de que esté mediada por la libertad.
“La transición del feudalismo al capitalismo fue, de esta manera, un movimiento de liberación en ambos lados de la división de clases. Ambos lados huyeron uno del otro: los siervos de los señores... Ambos huyeron de una relación de dominación que se mostró inadecuada como forma de dominación. Ambos lados huyeron hacia la libertad.” (259). Solo que “el lazo especial que ataba al siervo a un amo en particular fue disuelto y reemplazado por una relación de subordinación, fluida, desarticulada y móvil, a la clase capitalista”. “La insubordinación del trabajo es así el eje sobre el cual gira la constitución del capital como capital. Es la repulsión centrífuga mutua de las dos clases, la fuga de y respecto de la subordinación, lo que distingue al capitalismo de las sociedades de clases anteriores, lo que da una forma peculiar a la explotación del trabajo en la que se basa el capitalismo, como cualquier otra sociedad de clases”.(p. 261)
El ascenso del capitalismo, de esta manera, implica la des-personalización, o mejor aún, la des-articulación, la des-unión o dis-locación de las relaciones de dominación. (p. 261). “La clave de la desarticulación de la relación de clases es su mediación por el dinero o el intercambio de las mercancías... El medio por el cual el trabajador puede moverse de un amo a otro es ofreciendo en venta su fuerza de trabajo y recibiendo a cambio un salario, la expresión monetaria del valor de su fuerza de trabajo. El medio por el cual el capitalista participa en la explotación global del trabajo es el movimiento de su capital en la forma de dinero. El valor, o dinero, es inseparable de aquello a lo que la teoría llama libertad. La des-articulación de las relaciones sociales” (262-263). La des-articulación de la relación de clase implica una fragmentación general de las relaciones sociales, la refracción de las relaciones por medio de las cosas. La desarticulación es, en otras palabras, fetichismo” (264).
La cuestión que nos interesa aquí es cómo esta des-articulación de la relación de clase introduce una nueva inestabilidad en el mundo. “La des-articulación de la sociedad es la posibilidad de la desintegración social, la posibilidad de la crisis. La crisis es, simplemente, la expresión extrema de la des-articulación social: la manifestación extrema de la no-correspondencia entre trabajo y capital, entre producción y consumo, entre venta y compra de a fuerza de trabajo y otras mercancías, entre lo político y lo económico. En este sentido, la centralidad de la crisis para el desarrollo capitalista ya está dada en la desarticulación de la relación de clases”. (268).
Si la crisis es la manifestación extrema de la desarticulación de las relaciones sociales, entonces cualquier teoría de una tendencia hacia las crisis debe comenzar preguntando por qué la desarticulación de las relaciones sociales tomaría formas extremas. Cualquier teoría no determinista de la crisis debe ubicar la tendencia hacia la crisis en la dinámica de la lucha... No es una cuestión de entender la crisis como la consecuencia de una ola de lucha o militancia sino de ver la tendencia hacia la crisis como inherente a la forma del antagonismo de clase. Si la sociedad capitalista se caracteriza por la desarticulación de las relaciones sociales, entonces ¿qué es lo que hace que la desarticulación de las relaciones de clases tienda a formas extremas?
La desarticulación no es una descripción del estado de las relaciones de clases sino una dinámica la lucha, pues en una sociedad antagónica como la capitalista no hay estados de existencia sino procesos en movimiento.
La dinámica centrífuga de la lucha es el núcleo de la tendencia capitalista hacia la crisis. Tanto el trabajo como el capital procuran constantemente liberarse a sí mismos de su dependencia mutua: esta es la fuente de la peculiar fragilidad del capitalismo.... Nuestra lucha es claramente una lucha constante por escaparnos del capital, una lucha por espacio, por autonomía, una lucha por aflojar la correa, por intensificar la desarticulación de la dominación”. (p270). La lucha del capital por sujetar al trabajo está mediada por la desarticulación de la relación social. El capital impone su disciplina sobre el trabajo por medio de la fuga real o de la amenaza de fuga respecto del trabajo aunque lo necesita, por tanto es una fuga contra el trabajo que no produce los niveles deseados de plusvalía. No importa cuánto el trabajo y el capital puedan desear olvidar su relación mutua, finalmente ella se afirma a sí misma. La desarticulación de las relaciones sociales significa que la reproducción del capital depende de un tipo particular de práctica social: la producción de la plusvalía. Y cuando la desarticulación de las relaciones sociales amenaza la producción de plusvalía, la unidad subyacente de las relaciones sociales se impone. Tanto que la contradicción de esta repulsión mutua, es el núcleo de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, puesto que el capital al intentar huir de la fuerza de trabajo, aumentando la composición orgánica del capital, disminuye la plusvalía que se produciría con el anterior número de trabajadores, lo que hace necesario para que el “capital se reproduzca as í mismo debe haber una explotación del trabajo cada vez más intensa, que a su vez presupone una intensificada subyugación de la humanidad”. (p 274-275). “la crisis enfrenta al capital con su dependencia del trabajo, respecto del hacer que niega, en este sentido , la crisis no es más que la expresión del carácter insostenible del fetichismo.
Así se ve la crisis como la fuerza del grito, de la fuerza de la fuga respecto del trabajo, pero hemos visto que el grito es el llanto de un poder-hacer frustrado. ¿Es posible ver también la crisis como la expresión de la fuerza del poder-hacer y por tanto, como creando al base par aun tipo diferente de sociedad?
Las fuerzas productivas se refieren simplemente al desarrollo del poder hacer humano. “En este sentido, en todo momento existe un choque entre el desarrollo de las fuerzas productivas (nuestro poder-hacer) y su envoltura capitalista. No existe, entonces, un desarrollo positivo de nuestro poder-hacer que simplemente pudiera ser asumido por una sociedad que se autodetermine. “En el capitalismo, entonces, se encuentra el desarrollo de una base para un tipo de diferente de organización social, pero no reside en las máquinas ni en las cosas que producimos sino en el hacer social o en la cooperación que se desarrolla en constante tensión con su forma capitalista. Dado que no hay nada que exista por fuera de las relaciones sociales capitalistas, es claramente un error pensar la crisis en términos de una contradicción entre las relaciones sociales capitalistas y algo más. La contradicción sólo puede ser interna a las relaciones sociales deshacer. Es esta contradicción interna la que se manifiesta en la crisis: la contradicción entre el hacer y su forma capitalista, es decir, la fuga del trabajo enajenado hacia el hacer”. (p. 277).
La crisis implica una intensificación del conflicto... Se puede decir que una crisis existe cuando la insubordinación o la no subordinación del hacer obstruye la intensificación de la explotación requerida por la reproducción capitalista al punto tal que la ganancia de capital se ve seriamente afecta. A través del proceso de crisis, el capital busca reorganizar su relación con el trabajo de manera tal de reestablecer la ganancia.
Toda crisis implica un confrontación directa entre capital y trabajo, esta confrontación implica riesgos para el capital, por tanto se vuelve necesaria la no confrontación directa. Aquí es donde cobra relevancia el papel del crédito como el que posibilita la no confrontación directa. Los gobiernos con problemas económicos y sociales buscan evadir la confrontación con sus pueblos solicitando empréstitos, las compañías buscan sobrevivir pidiendo dinero prestado cuando las ganancias caen.” El comienzo de la crisis da paso a un ascenso de la expansión del crédito y de la deuda. La acumulación se vuelve cada vez más ficticia: la representación monetaria del valor se separa cada vez más del valor realmente producido”(p 279). Cuando se vuelve imposible mantener esa ficción es cuando se da la crisis, la confrontación directa con la “destrucción masiva del capital ficticio y una destrucción masiva de las expectativas ficticias y de los niveles de vida de la mayoría de las personas”. (p. 279)
“El crédito se ha vuelto mucho más elástico, el papel de los prestamistas de último recurso, mucho más prominente... El hecho de que ahora la reproducción del capitalismo dependa de la constante expansión de la deuda es el indicio más claro de la incapacidad del capital de subordinar adecuadamente la vida al trabajo alienado. La insubordinación de la vida ha entrado en el núcleo mismo del capital como inestabilidad financiera crónica2. p.(280)
la expansión constante del crédito implica sobre todo un debilitamiento de la disciplina de mercado, un debilitamiento de la disciplina social impuesta por la ley del valor, pero posponer la crisis hace posible la existencia de trabajadores y capitales ineficientes que de otra manera desaparecerían. “El resultado del constante aplazamiento de la crisis por medio de la expansión de la deuda ha sido una separación siempre creciente entre la acumulación productiva y la monetaria”(p. 285). Esta separación es crucial para la comprensión de la inestabilidad, y la impredecibilidad del capitalismo de hoy. Así una inestabilidad financiera crónica se ha vuelto el rasgo central del capitalismo contemporáneo y que la posibilidad de un colapso financiero mundial se ha vuelto una característica estructural del capitalismo, aún en períodos de rápida acumulación. Así la administración de la deuda se vuelve crucial, y los administradores de los organismos que prestan aplican políticas diferidas a los países según su conveniencia. El resultado de todo este proceso es una crisis diferida, prolongada, fragmentada en la que todas las consecuencias de la crisis se sienten sólo en ciertos países y regiones mientras que otras continúan disfrutando de la prosperidad-.
Si existe la posibilidad de endeudarse con la petición de crédito y este crédito parece no terminar, entonces tenemos que con la existencia parcial, no directa del capital con el trabajo, hay sólo una confrontación parcial con la insubordinación que el capital necesita eliminar, pero la constante expansión del crédito sugiere que no está teniendo éxito, además de surge el problema del riesgo moral cuando los países endeudados saben que podrán parar los pagos y podrán entonces comportarse irresponsablemente.
Así cuanto más aumenta la separación entre la acumulación real y la monetaria, mayor es la brecha entre la subordinación real de la vida conseguida y la subordinación demandada por la voracidad del capital... la tendencia del capital a subordinar cada aspecto de la vida con creciente intensidad es la esencia del neoliberalismo. El neoliberalismo es el intento de resolver la crisis a partir de la acentuación y el reordenamiento de la subordinación” (p.289)

No hay comentarios.: