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Esta es la página de Mara Yazmín Morales Torres. En los paneles laterales de la derecha puede encontrar los textos publicados hasta ahora, junto con mis datos personales: Ensayos, Los grandes autores y Artículos de interés general.

domingo, 22 de abril de 2007

México ¿es un país democrático? Más o menos.


“La democracia siempre aspira a más y mejor democracia”

Dr. César Cansino



Los graves “conflictos sociales” que se generan en el sistema económico denominado capitalismo se viven diariamente. En una sociedad como la mexicana con crisis continuas, con fenómenos por demás difíciles de analizar y con respuestas que en muchos de los casos dejan más dudas que las preguntas que las detonaron en un inicio. Los que enfrentamos la ineludible obligación de plantear posturas ante la realidad, en la que estamos además inmersos, y de la cual somos y no somos parte –esto en una relación casi simbiótica, podríamos decir dialéctica, dialógica, sin obviar todas las implicaciones política, económicas y sociales-, vemos con la más de las preocupaciones, el hacer análisis que puedan ayudar aunque sea en algo a desenmarañar la apreciación de dichos cuestionamientos.


En México se vive una situación política y económicamente hablando crítica. Enfrentamos desempleo en proporciones nunca antes vividas, índices históricos, por lo alto de éstos, de pobreza extrema aún medida con los métodos empleados por el gobierno (que dejan bastante que desear); inseguridad, fugas de capital, etc. Podríamos elaborar una gran lista de problemas. Pero al no ser el objetivo de este trabajo nos permitimos dejarla aquí.


Para el país grandes cambios se han vivido. La Democratización entró por la puerta grande y llegó para quedarse. Al menos, así, nos lo han hecho creer. Desde 1988, con una elección de estado que llevo a CSG (Carlos Salinas de Gortari) a la silla presidencial, por encima, de las protestas de un número nada despreciable de mexicanos que aseguraban, dicha elección había sido fraudulenta e ilegítima. Aún con todo, CSG dirigió al país sus correspondientes seis años. También, Ernesto Zedillo Ponce de León EZPL, puso su parte, en el periodo posterior. Los cambios en los últimos tres sexenios, incluyendo el que esta por concluir de VFQ( Vicente Fox y Quezada), son notorios. Analicemos la profundidad de los mismos.


Dichos cambios, han generado un rompimiento de códigos de representación. La entrada de México al TLCAN, las negociaciones para formar parte del ALCA, los acuerdos y diversos tratados firmados, prácticamente con todo el mundo. Han zambullido a nuestra nación en lo que se ha llamado la GLOBALIZACIÓN. “El fin de la historia” (Fukuyama), la caída del Muro de Berlín, “El fin de la ideología”, la desaparición del mundo bipolar, y demás. La congruencia entre economía, cultura y política; entendidas como cuestiones nacionales se transforman, sobremanera con los cambios ya mencionados. Nos remontan a que la erosión de esquemas representativos implica la interpretación de espacio y tiempo, entendidas como nuevas dimensiones .


“En otras palabras, sin una verdadera democracia difícilmente se puede plantear el concepto de soberanía nacional frente a la comunidad internacional”1.


Y esto ha obtenido resultados. México ha dejado atras su política internacional de NO INTERVENCIÓN, las declaraciones de los últimos cancilleres desde Jorge Castañeda, nos dejan a pensar que México no salió ganando CON EL CAMBIO. Cuba, los indocumentados mexicanos que ingresan a territorio Usense (y la aprobación por omisión de las balas de salva y el establecimiento en los hechos de una frontera militarizada, en la práctica sitiada), los “Mara Salva trucha” que ingresan a nuestro país por la frontera sur (y a los que se les trata peor que si fueran animales). Y mientras México abre sus fronteras, sin restricción, somos el país con más tratados, acuerdos, y demás; firmados con el resto del mundo. El país con menos “suspicacias” para relacionarse en términos económicos con otros países. Pero no defendemos nuestra frontera, desde luego, con total y plena consecuencia a “nuestra política internacional”. ¿Resultado de los tiempos?, quizá lo sea, de cualquier modo es lo que vivimos. Lo que sí es, es un resultado de esa ruptura en los códigos de representación.


Una más es la aceleración del tiempo como fenómeno político. El tiempo es cada vez más escaso, la política se agota en el aquí y ahora, ya no tiene plazos de aprendizaje. La inmediatez de lograr triunfos en demandas que obedecen solamente a un sector , al cual beneficiará enormemente, pero que rompe los intereses que podrían ser comunes a un grupo mayor o que en todo caso, podría trascender la inmediatez.


“La política ya no logra compensar las fragmentaciones de hoy por referencias a objetivos comunes mañana. Esta dificultad de crear y transmitir una perspectiva o marco de referencia compartido socava la gobernabilidad democrática”2.


En los procesos de transición política democrática se enfrentan varios problemas (y México vive uno de ellos), la conducción social para lograr el orden y el establecimiento del orden mismo.


En los procesos llamados de globalización se pretende trasladar al mercado la esfera de decisión más importante para la sociedad. Así, en nuestro país obtienen sus autonomías Instituciones como el Banco Central por lineamientos que obedecen a Instituciones internacionales: BM, BID, FMI, etc. Por otra parte, el mercado no tiene limites por si mismo. Necesita de una fuerte intervención de la Moral, Derecho y desde luego de la Política, o al menos ellos pretenden ponérselos. Tampoco puede autorregularse. Los mercados neoliberales que más han funcionado, han sido aquellos donde la intervención del Estado es más marcada.


“Por tanto, la cultura política como el comportamiento y valores con relación al poder existe tanto en regímenes autoritarios como democráticos. Por ello, la cultura política está presente con o sin democracia, pues como expresión de la sociedad explica su interrelación con el poder, pero es evidente que no hay uniformidad en las culturas políticas en todos los países. Pero además existen actitudes, valores y concepciones que son válidos tanto para un sistema político autoritario como para uno democrático”3.


La gobernabilidad se ve en entre dicho, las consecuencias del entrecruzamiento de espacios globales, nacionales y locales con la aceleración del tiempo, la diferenciación social pone en conflicto la validez de la política y al Estado como representante y coordinador social.


“Los valores político-sociales que le han dado forma y sentido al régimen democrático son la libertad, la igualdad y la fraternidad. La libertad entendida como la posibilidad de actuar sin interferencias ni amenazas y como la capacidad de autogobernarse o autodeterminarse. La igualdad entendida ante la ley y la política, es decir, que todo ciudadano goza de los mismo derechos y de las mismas obligaciones, sin diferenciación de raza o posición económica. La fraternidad es entendida como la visión de su participación en la formación de la voluntad política nacional. (Salazar y Woldenberg, 1997)”4.


La fuerte inclinación hacia el Derecho, pues ahora la mayoría de los llamados delitos electorales, tienen una sanción jurídica. Y muchos de los procesos electorales se definen con decisiones jurídicas (marcadas desde luego por los intereses políticos predominantes, en cada proceso).


“Recientemente hemos sustituido, en las elecciones legislativas, la calificación política por una calificación en donde los órganos administrativos y judiciales asumen esta función política, pero eso no le quita el carácter de política a la decisión de estas instancias de administración del sistema de justicia, porque la propia naturaleza de esas decisiones son de orden político, cualquiera que sea el órgano que las adopte, y también porque los tribunales que harían propia esa decisión política, o los órganos que la ejercen, se integran conforme a parámetros políticos. De modo que de nuevo continúa en el centro la actividad política”5.


En México la búsqueda de legitimación, no fue reducida a negociaciones de puestos de elección popular. En ese camino, se tomaron varios rumbos. Ciudadanizaron los procesos electorales, entregaron al menos en el papel , la conducción, realización y evaluación del proceso electoral en general, a los CIUDADANOS.


“En esta nueva etapa es de vital importancia marcar la diferencia entre ciudadano y habitante. El ciudadano supone un compromiso en el proyecto país; es más abarcativo. De aquí se deriva el rol del Estado, en su deber de actuación para que el habitante llegue a ser ciudadano y participe así de la “cosa pública” como del accionar del campo privado, para acompletar esfuerzos y beneficios”6.


Los cambios en los medios de comunicación obedecen a las transformaciones de la Política se adaptan a ellos. La política pude verse como una red de comunicación, donde los numerosos integrantes se vinculan entre sí, se influyen, se derrotan o se alían.


“Bajo esta ciudadanía se agregan los otros elementos de la cultura democrática, como los son: la legalidad, el consenso, el diálogo y la negociación, la cooperación, entre los ciudadanos o “solidaridad”, la equidad en las relaciones políticas, económicas, sociales y de género y la visión de nación por encima de los intereses particulares o el bien común”7.


La participación política de la ciudadanía adquiere más importancia que nunca.


“La participación debe ser abordada en la práctica política como un medio para:


  • Consolidar el debate de ideas entre los integrantes de un grupo o de diferentes grupos opuestos entre sí.
    Mejorar la eficacia de las instituciones.

  • Crear procesos de control de las instituciones de gobierno y de los gobernantes, entendido como control direccional de “abajo hacia arriba”.

  • Impulsar la deliberación ciudadana cobre asuntos públicos.

  • Crear redes de cooperación entre los miembros de la comunidad.

  • Incentivar la adopción de criterios para formar categorías de juicio político por parte de la comunidad”8.


Todos estos conceptos están inmerso en uno aún mayor LA CULTURA POLÍTICA. Así del texto fundamental del que se ha desprendido, prácticamente toda la teorización sobre la cultura política concluimos.


Para Gabriel Almond la cultura política “es el patrón de actitudes individuales y de orientación con respecto a la política para los miembros de un sistema político”. Posee:



  1. Orientaciones cognoscitivas: Conocimientos de los objetivos políticos.

  2. Orientaciones afectivas: es decir, rechazo o apego a los objetivos políticos.

  3. Orientaciones evaluativas: incluyen juicios y opiniones sobre los aspectos políticos.

  4. Orientaciones comunes: son aquellas orientaciones latentes en la sociedad.



Revisemos, qué es pues la CULTURA POLÍTICA.


“La cultura política connota entonces en primer lugar a los actores políticos, aquellos que tienen interés y que lo manifiestan en acción, por dirigir la vida pública.


La cultura política estaría configurada en el sentido y en la acción. Por una parte en la forma-representación del mundo social y su composición y organización, y por otra el comportamiento intencionado sobre esa composición y organización. En la dimensión individual cada persona tiene una imagen y una idea del mundo en que vive y de la ubicación en él, y desde esa percepción actualiza un comportamiento consecuente. Dime en qué lugar te adscribes en la vida social y te diré que cultura política posees.


Depende de las situaciones concretas donde los individuos participen la configuración de la cultura política. Es un juego social amplio. Algunos se moverán a partir de la energía social que llega a sus situaciones, así como los sentidos que la afectan en el discurso y las acciones de los demás”9.


Para nuestro país muy en particular la CULTURA POLÍTICA MEXICANA han intentado medirla con la aplicación de herramientas estadísticas, haremos una revisión a dos de ellas, así en concreto, asumiendo la validez de ésta, exponemos los resultados que nos parecen más significativos.

La hipótesis es:



  • En México los cambios acontecidos en los últimos tres sexenios, nos han acercado a un país menos antidemocrático, más no a uno más democrático.


Tomando en cuenta el recorrido teórico que nos permitimos hacer del concepto de CULTURA POLÍTICA y estableciendo una relación con la CULTURA POLÍTICA MEXICANA, presentamos el siguiente análisis cualitativo, basado en resultados cuantitativos.


A continuación haremos una revisión de algunos resultados estadísticos obtenidos por la Secretaría de Gobernación a través de encuestas en cuanto a la percepción de una pequeña muestra de la población nacional respecto de asuntos relacionados con cuestiones de cultura política.


Una de las fuentes es : Secretaría de Gobernación (2002), Encuesta Nacional de Cultura Política y Prácticas Ciudadanas 2001, Poder Ejecutivo Federal, Ciudad de México.


La ENCUP 2001 fue levantada por el INEGI durante noviembre y la primera semana de diciembre de 2001, para lo que fueron entrevistados 4,183 mexicanos de 18 años o más, radicados en 600 localidades de las 32 entidades federativas, incluyendo zonas rurales.


La muestra fue calculada presuntamente para que la medición de las opiniones de la población fuera precisa y representativa, con un nivel de confianza de 90% y un margen de variación relativo de los parámetros estimados aproximadamente de 10% del valor del mismo parámetro. Esto equivale a un margen de variación absoluto de 1.7% para toda la muestra. Variación que ya incorpora en su cálculo una tasa esperada de no respuesta de 15% (que en levantamiento resultó de 16.8%) y un efecto de diseño de 1.75%.


Por otra parte, de acuerdo con el resumen de resultados de la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas 2003 (ENCUP 2003), elaborada por la Dirección General de Desarrollo Político de la Secretaría de Gobernación —la otra fuente— ese instrumento estadístico se funda en la realización de 4,580 entrevistas en 600 localidades rurales y urbanas del país. Los resultados de esa encuesta tienen un nivel de confianza de 90% y un error esperado de 5.2%.


El propósito final de estos estudios fue:


“... aportar elementos que contribuyan a promover un mayor involucramiento de los ciudadanos en los asuntos públicos, así como una mayor presencia en la población de valoraciones, percepciones, actitudes, hábitos, destrezas y conocimientos que sean funcionales para la convivencia democrática y para el adecuado funcionamiento de la democracia que nos hemos querido dar los mexicanos”10.


Para valorar la forma en la que se busca el cumplimiento de estos objetivos nos remitiremos al análisis estadístico de sus resultados a través de la selección de algunas de las preguntas de esas encuestas y, en los casos en los que sea posible, por medio de la comparación de ambas encuestas.


En la primera pregunta de la ENCUP 2003 se solicitaba que se relacionará lo que se entiende por “privado” con dos palabras o frases. En una primera mención, la mayor proporción de los encuestados, 27.6% no supo qué contestar ante esta pregunta. 24.9% no estableció relación alguna. En cambio, 15.2% asoció ese término con lo personal o propio, y otro 15% con un lugar. 10.9% lo relacionó con algo íntimo o prohibido.


A esa misma pregunta, en la segunda mención 38.2% no supo qué contestar, 16% no contestó (en la primera mención sólo 6.4% no había contestado) y otro 20.3% no estableció relación significativa alguna.


En cambio, a la solicitud de relación del término público con dos palabras o frases en esa misma encuesta, en su primera mención, sólo 19.8% no supo, 20.7% no estableció relación significativa, y 21.9% lo asoció con mucha gente y 10.3% lo relacionó con servicios públicos. En la segunda ocasión, 34.1% ya no supo qué contestar, 23.8% no encontró relaciones significativas, 15.3% no contestó, 9.5% lo asoció a lugares y 9.2% a mucha gente.


De acuerdo con la ENCUP 2003, ante la percepción de los encuestados ante la situación económica actual de nuestro país, 43.8% la consideró como mala y sólo 11.6% como muy mala, lo cual nos refleja que más de la mitad de la población está inconforme con la situación económica en que vive. En contraste sólo 0.7% consideró la economía del país como muy buena y sólo 12.6% la calificó como buena, lo cual no representa ni a una séptima parte de los entrevistados. A medio camino, entre los indecisos se ubicaron 28.3%. Sólo 1.4% de los entrevistados no supo contestar y significativamente ninguno de los encuestados dejó la pregunta sin contestar.


Ahora bien, ante este panorama general, los encuestados no se sienten necesariamente inconformes con su situación económica personal, pues 7.1% la consideran muy mala y 29.9% como mala, esto no representa ni dos quintas partes de los evaluados. Aquí, el porcentaje de quienes no estiman su situación ni buena ni mala aumentó al 40.9% en contraste con la percepción de la situación general. Quienes consideran su situación económica como muy buena son sólo 0.6% y 19.3% la consideran buena. Este último dato es relevante, pues es mayor porcentualmente a los que consideran que la situación de la economía del país es buena (19.3 contra 12.6%).


No obstante estas percepciones, las perspectivas que tiene la población evaluada no es halagüeña, pues 59.8% (tres quintas partes) considera que el rumbo que lleva actualmente el país no es el adecuado y otro 10.7% lo considera como adecuado pero sólo en parte. Con ello, más de 70% de los encuestado muestra insatisfacción ante la perspectiva de la situación del país. Sólo 22.8% considera, en cambio, que el rumbo seguido es el adecuado, 04.6%, no sabe si es o no adecuado y 0.3% no contestó.


De los consultados, 71.4% consideró que le corresponde a la gente hacer algo por los problemas que presuntamente el gobierno “trata de resolver”; otro 10.7% considera que en parte sí se necesita hacer algo, esto es que poco más de 4 quintas partes de los entrevistados estima que el gobierno no resuelve los problemas que dice que va a resolver o que tiene que enfrentar y en ese aspecto se haría necesaria una participación activa de la gente para resolver lo que el gobierno no ha resuelto. Sólo 13.1% consideró que la gente no debe hacer algo al respecto.


Además, en contraste, 78.7% de los entrevistados estimó que el gobierno debe intervenir en lo que se enseña a los niños en la escuela; 4.1% consideró que debe hacerlo en parte y 14.4% respondió que no debe hacerlo. En la ENCUP 2001, a la pregunta ¿Cree usted que los maestros de primaria deben hablar de política a sus alumnos?, 49.10 consideró que sí deben hacerlo, 43.50% que no, y otro 7.40 no supo responder.


Con respecto al aborto, la relación estableció que 59.8% está en contra de la intervención gubernamental, mientras que 34.2% la consideró pertinente.


La relación es se divide más homogéneamente en relación con el horario de verano, pues 47.6% estimó que la decisión corresponde al gobierno y 45.5% consideró que no le atañe. En cambio, 58.5% estimó que es atribución del gobierno intervenir en la venta de productos en la calle, y 31.7% denegó la injerencia gubernamental en este ámbito.


En lo relacionado con la posesión de armas de fuego, los programas que pasan en la televisión y la violencia dentro de las familias, 77.1%, 59.8% y 70% consideraron que es necesaria la injerencia gubernamental; mientras que 18.9%, 29.2% y 24.7% no la consideraron correcta.


La relación cambia cuando se cuestionó sobre la intervención gubernamental en relación con la organización con otras personas, pues 36% consideraron que el gobierno si tiene que intervenir y 55.9% denegaron la incumbencia gubernamental en este ámbito.


Esta situación toma un cariz distinto en cuanto se analiza la percepción de la gente hacia la política: 30.1% la consideraron muy complicada, 35.1% la consideraron complicada, 22% la estimaron poco complicada, y sólo 6.5% la consideraron nada complicada, 3% no supo qué contestar. Lo cual nos da una idea del grado de desinterés que han adquirido los mecanismos de dominación gubernamental a través de la imposición de medidas y lejos del consenso. Los datos de la ENCUP 2001 muestran la misma tendencia:



Gráfica 1: ¿ustéd creé que la política es muy complicada?


Esto es aún más claro en cuanto a la gente se le empieza a hablar sobre cuestiones de política, pues —conforme a la ENCUP 2003— de los consultados, 13.2% deja de prestar atención a la política, 51.1% usualmente escucha, pero nunca participa en la discusión (esto es, más del 60% de la población evita participar activamente bajo una línea política que pueda ser distinta a la convencionalmente aceptada, pues convalida con su silencio el status quo); otro 29.9% generalmente da su opinión y participa, y sólo 3% a veces da su opinión. En este caso, la comparación con los datos disponibles de la ENCUP 2001 es aún más contrastante, como puede apreciarse en la siguiente gráfica:



Gráfica 2: ¿qué hace cuando en una conversación se empieza a hablar de política?


Por otro lado, el mejor medio para informarse sobre cuestiones políticas es la televisión para 60.1% de los consultados, 22.1% lo hace por radio y sólo 9.6% lo hace por periódicos y 0.4% por revistas, lo cual es un claro indicador de que la gente sólo se entera por política a través de las posiciones políticas de un círculo sumamente restringido de militantes políticos, a saber los dueños de los medios masivos de comunicación, fundamentalmente la televisión, en nuestro país esto se reduce para el grueso de la población en sólo dos perspectivas no necesariamente contrapuestas.


De aquí también hay que destacar que 46.2% acostumbra ver o escuchar noticias o programas sobre política diariamente, 7.2% lo hace una vez a la semana, 20.2% a veces lo hace y 13.4% nunca sintoniza algún programa noticioso.


En el caso de los medios impresos, sólo 11.8% lee noticias sobre política diariamente, 10% lo hace varias veces a la semana, 9% lo hace sólo una vez a la semana y 41.7% nunca lee noticias sobre política en los periódicos.


La ENCUP 2001 arroja los siguientes resultados:































Durante la semana pasada ¿Cuántos días leyó usted noticias políticas en el periódico?
1 día 2 días 3 días 4 días 5 días 6 días 7 días Ningún día No sabe
4.05 6.49 4.32 1.33 0.52 0.16 4.51 78.38 0.23


Aquí el contraste es significativo entre ambas evaluaciones estadísticas, los más ilustrativo de la situación es que mientras en 2001 78.38% de los encuestados no leía noticias políticas en los periódicos, para 2003 la proporción se redujo considerablemente a 41.7%.


Por otra parte, los datos relativos a esta cuestión se presentan en la ENCUP 2001 de la siguiente forma:



























¿Por cuál medio se entera usted de lo que pasa en la política?
Periódicos Radio Televisión Por comentarios Otro Ninguno No sabe
17.97 28.82 80.11 8.74 0.65 0.74 3.82


De acuerdo con la ENCUP 2001, los encuestados hablan de política en su trabajo (13.50), en su casa (19.13), en la escuela (5.06), en casa de algún familiar (6.63), en reuniones con amigos y conocidos (23.21), aunque la mayor proporción de los encuestados no hablan de política (43.95) en ninguna ocasión. Otro, 0.21% no sabe qué contestar.


Para estimar el conocimiento de la situación política del país se les preguntó a los encuestados si sabían en dónde se iba a construir un aeropuerto cuyo proyecto fue cancelado ante la oposición de los habitantes (el que se iba a construir en San Salvador Atenco): 46.1% respondieran correctamente, 14% erraron en la respuesta, 38.5% no supieron qué contestar y 1.4% no contestaron.


Ahora bien, ante la pregunta de la duración de los diputados federales en el cargo la mayor proporción de los encuestados no supo qué contestar y 24.6% se equivocaron en la respuesta (más del 60% desconoció el lapso en que un diputado lo es). Sólo 37.1% acertó en la respuesta. En 2001, las respuestas tuvieron la siguiente distribución: 2 años (6.37); 3 años (49.36); otro periodo (14.47), no sabe (29.79).


La variación entre el conocimiento de un hecho coyuntural como fue el caso del aeropuerto de Atenco y la duración de una Legislatura puede deberse, en nuestra opinión, al manejo mediático que se le dio al tema del aeropuerto en contra quienes a él se opusieron.


Ahora bien, 76.6% de los encuestados sabe el partido al que pertenece su gobernador (o Jefe de Gobierno, en el caso del DF), 16.6% no lo sabe y 6.7% se equivocó al responder.
La comparación con los datos de la ENCUP 2001 se establece en la siguiente Gráfica:



Gráfica 3: ¿a qué partido pertenece el gobernador de su estado (o jefe de gobierno en el D.F.)?


En ella puede apreciarse como a pesar de haber supuestamente una alternancia de partidos en el Gobierno, que presuntamente el Gobierno de Vicente Fox clama como si fuera un hecho histórico sin precedentes, la percepción de la población no reconoce ese proceso como real, pues de otra forma tendría plena consciencia de esas transformaciones, lo que no sucede así, pues si bien en 2001 78.22% de los encuestados fue capaz de reconocer al partido que gobernaba su estado, para el 2003 la proporción había disminuido ligeramente, y en cambio había aumentado la proporción de encuestados que erraron en identificar la pertenencia partidaria de su gobernante. Desde luego, es ligera pero es un dato significativo, de lo que actualmente se entiende como cambio.


Los datos relacionados con la contribución de la política en el nivel de vida de la población tuvo la siguiente distribución conforme a la ENCUP 2001:



Gráfica 4: en su opinión ¿la política contribuye o impide el mejoramiento del nivel de vida para todos los mexicanos?


En relación con la percepción de la población en torno a la necesidad de los partidos políticos encontramos las siguientes representaciones:



Gráfica 5: ¿qué tan necesarios son los partidos políticos para hacer que el gobierno funcione?


Como puede observarse, predomina la visión de que los partidos políticos sí son importantes para hacer que el Gobierno funcione, 37.47% en 2001 y 47.6% en 2003 de los entrevistados lo consideran así. No obstante, 31.37% en 2001 y 33.2% en 2003 consideran que su necesidad es escasa, y otro 7.78% en 2001 y 11.9% en 2003 los consideran innecesarios.


El Gobierno federal asocia, además, la estructura multipartidista con la democracia. No obstante, no es la misma visión de la gente, en relación con el desarrollo de la democracia, conforme a la ENCUP 2001:
































De acuerdo En desacuerdo No sabe
Estamos más cerca de un régimen autoritario que de una democracia. 9.70 56.53 33.77
Estamos más cerca de un gobierno que se impone, que de un gobierno que consulta. 35.05 36.33 28.62
Estamos más cerca de un gobierno que viola los derechos de los ciudadanos que de un gobierno que los respeta. 18.97 54.35 26.68
Estamos más cerca de un sistema político donde sólo las autoridades deciden que asuntos públicos se discuten y debaten. 17.92 53.28 28.80


Conforme a estos datos, 33.77% de los entrevistados no sabe distinguir si vivimos un régimen autoritario o democrático; 36.33% considera que vive bajo un régimen de Gobierno que se impone en vez de consultar y 28.62% no sabe distinguir si el Gobierno se impone o consulta; 26.68% de los encuestados no sabe distinguir si el gobierno viola los derechos de los ciudadanos o los respeta y 18.97% considera que el gobierno sí viola los derechos de los ciudadanos.


En la ENCUP 2003, 37.2% consideró que México vive en democracia; 7.9% estimó que sólo en parte; 21.9% consideró que no vivimos en un régimen democrático, 28.8% no sabe distinguir en qué tipo de régimen vivimos y no contestó 2.6% de los encuestados.


Esto aún puede correlacionarse con la percepción de la población en torno a su grado de conformidad con los presuntos avances en materia democrática “hechos” durante el gobierno foxista, conforme a la ENCUP 2001, pues en la encuesta de la SEGOB que da por sentado que México vive en democracia tenemos las siguientes valoraciones de los encuestados:























¿Con la actual democracia en México, diría que usted esta...
Muy satisfecho Algo satisfecho Poco satisfecho Nada satisfecho No sabe
5.96 29.00 29.57 26.36 9.11


De aquí tenemos que más de tres quintas partes de la población no consideran necesariamente el régimen mexicano como a un gobierno democrático, y están insatisfechos con los logros —en caso de que existan— alcanzados en materia democrática, resultados de la alternancia. 29% está algo satisfecho con lo logrado y sólo 5.96% consideró suficiente la situación actual. De la mano de esta percepción y de las dificultades que tiene el gobierno para legitimar sus acciones encontramos los siguientes datos:























¿Qué tan de acuerdo está usted con que se utilice la fuerza para solucionar un conflicto político que está afectando a muchas personas inocentes y tiene muchos meses sin resolverse?
Totalmente de acuerdo De acuerdo No puede decir con exactitud En total desacuerdo No sabe
10.20 16.17 17.83 54.97 0.84


En nuestra opinión, la pregunta anterior hace una referencia explicita a conflictos como el de Chiapas que mantiene al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, al de los campesinos de San Salvador Atenco, al conflicto en la UNAM en el que se introdujo a esa institución autónoma a la Policía Federal Preventiva, a los campesinos del Movimiento de los 400 Pueblos, entre otros más o menos reconocidos.
Pero también se hace referencia a cualquier movimiento armado clandestino, tales como el EPR, el ERPI, y otros tanto comandos que se han dado a conocer y cuyo “conflicto” trasciende los “muchos meses sin resolverse”. En este ámbito, 54.97% se opone al uso de “la fuerza” para solucionar un conflicto político; otro 17.83% no puede decidir con exactitud, en cambio 26.37% están de acuerdo con realizar acciones represivas indistintamente de la situación del conflicto. Parte de este panorama también puede vislumbrarse ante el prisma del linchamiento de integrantes de la PFP en Tlahuac, en el constante relanzamiento de las acciones militares del Ejército Federal en Chiapas, y en el constante aumento de retenes en varias de las carreteras federales.


Para reforzar esta perspectiva, encontramos en la ENCUP 2003 la pregunta directa de sí “El gobierno se comporta de manera más autoritaria que democrática”: están de acuerdo con esta afirmación 50% de los encuestados, de acuerdo en parte otro 9.5%, en desacuerdo 29.8% y 9.8% no sabe.


También, en torno al consenso de las decisiones gubernamentales, la percepción de los consultados se distribuye de la siguiente forma:



























“El gobierno decide los asuntos por sí mismo, en vez de consultar a la ciudadanía”
De acuerdo 54.7
De acuerdo en parte (espontánea) 11.1
En desacuerdo 26.4
No sabe 6.7
No contestó 1.1


Para 2003, la valoración del comportamiento del gobierno hacia los derechos de los ciudadanos se había modificado, ante la frase de que si “El gobierno falta a los derechos de los ciudadanos en lugar de respetarlos”; 48.5% estuvieron de acuerdo, 13.6% consideró que en parte, 30.1% no estuvo de acuerdo con la frase, 6.5% no supo distinguir en torno a esta cuestión y 1.2% omitió responder la pregunta.


Podemos Apreciar que en términos cuantitativos la comparación entre ambas encuestas nos arroja, resultados que nos permiten aún más apoyar la hipótesis de que México es considerado por su población, como un país menos antidemocrático, más no como uno más democrático.



CONCLUSIONES.


“Entonces, primero la ciencia política examina los fenómenos políticos. Segundo es una ciencia conductual que va a poner atención al individuo y su comportamiento en relación con el poder (político), en la toma de decisiones que afecten la adopción de determinadas políticas por quienes ejercen el poder político; también se habla del comportamiento del individuo como miembro de un grupo que presiona, obedece o se defiende del poder político; como asimila las comunicaciones políticas que le envían por diversos medios los detentadores del mismo; o su comportamiento frente a las funciones políticas como ciudadano, como servidor público, o el comportamiento individual frente a necesidades sociales convertidas en demandas (in puts) y su respuesta al procesamiento de las respuesta o productos políticos (out puts) que generan los titulares del poder político. Todo lo cual nos deja en claro que a pesar del cambio de nombre de unidades de análisis siempre aparece como elemento central el poder político. La ciencia política por el lado que se observe, su estudio esta circunscrito al fenómeno del poder, del poder político”11..
Así entendida la ciencia política, la cultura política forma parte de ella. Y en México los estudios sobre cultura política, en términos de aplicación de instrumentos estadísticos, nos remite a resultados sumamente interesantes.


Los cambios ocurridos con la integración de la ciudadanía a la vida política nacional, con una participación que en la mayoría de los casos ha resultado significativa y determinante. Nos lleva a pensar que existe en esa evolución, el interés por alcanzar una mayor y mejor ciudadanía.


El proceso de aprendizaje que implica la construcción de un modelo democrático, con las características y cualidades suficientes para resultar válido para México. Es un camino ya emprendido, donde ya no es válida ni aceptada la marcha atras.


Sin embargo, resulta muy ilustrativo que para el 57% de la muestra entrevistada (todos los datos a que haremos mención, son que respecto a estas encuesta, por ello sólo indicaremos el año para cada caso) en la encuesta aplicada en el 2001 y el 50% para la aplicada en el 2003,consideran más autoritario que democrático al Gobierno de nuestro país. Y con esta apreciación nos aclara la postura compartida por el 55% de su desacuerdo, en el uso de las armas para la solución de un conflicto de larga duración por parte del Gobierno. Y el que se considere al Gobierno por un 55%, como un ente que toma decisiones, sin tener en cuenta la opinión de la ciudadanía.


A esta situación debemos agregar, el que el 43% considera mala la situación económica del país. El que el 70% este en desacuerdo con el rumbo del país. Estas cifras contrastan con las obtenidas al preguntar en términos personales, siendo el 37% los que la consideran mala o muy mala.


Pero la apatía termina por dominar muchos de los procesos en nuestro país. El 60% no participa de manera activa en la vida política de la nación, pero el 42% piensa que la política contribuye al mejoramiento del nivel de vida. El 78% (2001) y el 42% (2003) nunca lee sobre política, el 44% nunca habla de política. El 71% piensa que se debe participar en resolver lo que el Gobierno no resuelve y el 56% no esta de acuerdo en la intervención del Gobierno en la Organizaciones que buscan la solución de los problemas que él no resuelve.


Así, entendemos que la apreciación que la ciudadanía tiene con respecto a la calidad de la democracia es bastante insatisfactoria. Los procesos de ciudadanización han llevado a que la población espero mejores resultados y considero los actuales, como apenas un inicio en el camino para abandonar la antidemocracia, más no para la democracia como tal.


Los ciudadanos, cada vez más informados, defienden también más y mejor sus derechos. Las minorías (mujeres, homosexuales, lesbianas, niños de la calle, etc) están en la constante pugna por su inclusión en un NOSOTROS, que les otorgue “status jurídico” y uno que les de el reconocimiento que les permita ejercer en términos cívicos “status moral” sus derechos. Los derechos son conquistas, es el mínimo de libertad al que no se puede renunciar. Es el lograr la ciudadanía plena, donde el individuo tenga una participación plena y logre conquistas como tal.


Entendida así la democracia así, no se ha alcanzado, el camino es aún largo y de cierta manera escabroso. La Cultura Política Mexicana nos da a pensar que aún en sus términos, no hemos alcanzado una democracia. Estamos en el inició del camino para salir de la antidemocracía, pero aún no en la democracia.



BIBLIOGRAFÍA.


Creel Miranda, Santiago, POLÍTICA Y GOBERNABILIDAD, Colección Temas de la democracia, Serie Conferencias Magistrales, IFE, 1995.


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Granados Chapa, Miquel Ángel, LA CENTRALIDAD DE LA POLÍTICA, Colección Temas de la democracia, Serie Conferencias Magistrales, IFE, 1995.


Agnusdei, María Cecilia; CULTURA POLÍTICA Y PARTICIPACIÓN EN ARGENTINA, , Colección Temas de la democracia, Serie Conferencias Magistrales, IFE, 1995.


Galindo Caseres, Jesús, CULTURA POLÍTICA, COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA. Revista del Instituto Electoral del Estado de México apuntes electorales. 2000


García García, Raymundo, DERECHO POLÍTICO ELECTORAL, BUAP, 1997.


Encuesta Nacional de Cultura Política y Prácticas Ciudadanas 2001, Poder Ejecutivo Federal, Ciudad de México.


Secretaría de Gobernación (2004), Encuesta Nacional de Cultura Política y Prácticas Ciudadanas 2003, Poder Ejecutivo Federal, Ciudad de México.





1 - Creel Miranda, Santiago, POLÍTICA Y GOBERNABILIDAD, p. 40


2 - Lechner, Norbert, CULTURA POLÍTICA Y GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA, PP. 21-22


3 - Gómez Moreno, César David, ¿EXISTE DEMOCRACIA SIN CULTURA POLÍTICA DEMOCRATICA?, Revista del Instituto Electoral del Estado de México apuntes electorales. Pp.231.


4 - Ibídem 232


5 - Granados Chapa, Miquel Angel, LA CENTRALIDAD DE LA POLÍTICA, p. 51


6 - Agnusdei, María Cecilia; CULTURA POLÍTICA Y PARTICIPACIÓN EN ARGENTINA, p 223.


7 - Gómez Moreno, César David, ¿EXISTE DEMOCRACIA SIN CULTURA POLÍTICA DEMOCRATICA?, Revista del Instituto Electoral del Estado de México apuntes electorales. Pp.233.


8 - Ibídem.


9 - Galindo Caseres, Jesús, CULTURA POLÍTICA, COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA. Revista del Instituto Electoral del Estado de México apuntes electorales. Pp. 30-32


10 - Secretaría de Gobernación (2004), Encuesta Nacional de Cultura Política y Prácticas Ciudadanas 2003, Poder Ejecutivo Federal, Ciudad de México.


11 - García García, Raymundo, DERECHO POLÍTICO ELECTORAL, P.88



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