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domingo, 22 de abril de 2007

¿Por qué sí y por qué no, Hanna Arendt?



"Puesto que ella apreciaba la amistad por encima de todo lo demás, permítanme hablarle como amigo. El año pasado, Hannah, celebramos los cincuenta años de nuestra amistad y recordamos cómo empezó todo entonces, en el seminario de Bultmann sobre el Nuevo Testamento, en el que éramos los únicos judíos, y cómo esta amistad creció con el paso de los años. Por encima de largas épocas de separaciones y una tormentosa diferencia de opiniones estuvimos seguros de un sentimiento compartido: lo que era importante y lo que no lo era, lo que en realidad contaba, lo que se podía honrar y lo que había de ser despreciado. Hay muchos aquí que podrían elogiarte como amiga, que podrían atestiguar que, cuando te vinculabas a alguien de verdad, era para toda la vida. Tú te mantuviste fiel; siempre estuviste allí. Hoy somos un poco más pobres sin ti. Sin tu calidez, el mundo es un lugar más frío. Nos has dejado demasiado pronto. Intentaremos mantenernos fieles a ti".


Hans Jonas


Los días de este siglo avanzan con rapidez, la velocidad de eso que han llamado “vida moderna”, llega a escandalizar y a dejar sin aliento. Es cuando, tener un tiempo de reflexión, resulta inevitable y por demás decir inaplazable.


Mi acercamiento a la filosofía política se ha visto permeado, marcado casi con hierro candente por una mujer: alemana, judía, consecuente luchadora, filósofa congruente y amante fiel. Cuando mencionaron su nombre, sus actos y su obra; me prometí leerla y justificar mi admiración y mi no coincidencia teórica.


Absurdo sonará quizá, es tal cual lo he enunciado. Admiro la consecuencia de un ser humano capaz de poner por encima de todo lo primero: el amor a la humanidad. Coincidencia plena con su actuar me lleva a señalar, que al revisar su obra, al leer lo que de ella han escrito los que se dicen sus admiradores e incluso seguidores, los más atrevidos discípulos; en todos esos trabajos, sin excepción alguna (al menos para aquellos por mi revisados, que aseguro no fueron pocos) mencionan la relación establecida por Hanna con Heidegger, la verdad en un inició pensé, no lo mencionare, y después al calor de la escritura, cambie de opinión. HANNA ARENDT TUVO EL VALOR DE DEJAR UN AMOR, POR UN AMOR MUCHO MAS GRANDE. EL AMOR A LA HUMANIDAD. Vale pues decir que dejo a Heidegger y mostró que el pensamiento no puede divorciarse de los actos del pensador.


Esa es la consecuencia que me lleva a reconocer en Hanna a una gran mujer. La verdad tiene sus orígenes en la lucha que el filósofo da frente al poder, en cualquiera de sus expresiones. Toma la polis griega como modelo, así asume el espacio público como el lugar de la aparición y legitimación frente a otros. El lugar ante otros y en el cual los sujetos pueden marcar su status, condición que los convierte en ciudadanos. En contraposición al lugar privado, que está marcado por la necesidad y la desigualdad (el trabajo), la condición de ciudadanos, es pues una condición de iguales (de una igualdad política, al menos), la que arroja al espacio público. "Se trata del espacio de aparición en el más amplio sentido de la palabra, es decir, el espacio donde yo aparezco ante los otros como otros aparecen ante mí, donde los hombres no existen meramente como otras cosas vivas o inanimadas, sino que hacen su aparición de manera explícita"1.


De esta manera, Praxis y lexis (actos y palabras), son las vías a través de las cuales el ser humano es capaz de aparecer frente a otros y desde su individualidad libre constituirse en el quién de la acción El quién de la acción se refiere a la singularidad e individualidad de la persona, develado de una manera puramente pragmática. El quién no corresponde a una serie de características generales y abstractas, sino a la especial modulación del estilo que acciones y palabras alcanzan en una persona concreta, esa especie de estela que deja cada uno en todo lo que dice y hace, y que es en definitiva, lo que lo hace reconocible ante nosotros. Ver L.C.H. cap IV.


En este ámbito es parida la acción y la palabra, actividades libres del ser humano, pues para realizarlas se es libre o se esta imposibilitado, peor que si la imposibilidad fuera fisiológica. Actividades que para Arandt se dan sin la mediación de las cosas o la materia (a diferencia de la labor o el trabajo). Aquí, me separo de su pensamiento. La acción mantiene una estrecha relación con la natalidad, actuar es tener la capacidad de empezar algo nuevo, de hacer nacer. Y por ello debe darse a luz, en un momento concreto que ineludiblemente será, un aquí y ahora, definido por la materialidad de tu posibilidad para dedicar tiempo al pensamiento y a la reflexión.


Como la propia Hanna afirma el amor, lleva al perdón. “El perdón es contingente pero no es procesual. El perdón retiene algo esencial del carácter original de la acción, dado que el perdonar genera un nuevo comienzo; es la única acción que no determina una reacción que nos condene a lo irreversible. Si el hombre vive su condición en la pluralidad, y ello es condición de su acción, el perdón le cuida y mantiene lo originario de su condición humana. El amor es la fuente del perdón y la pluralidad es la condición de posibilidad del perdón”2.


Y por corolario, retoma el modelo griego, define el mundo privado de la familia como el mundo de la necesidad, que obliga a la desigualdad como forma fundamental de relación con otros.


En este sentido, el espacio público es el espacio de constitución de la identidad del sujeto. Se trata de un espacio indispensable no sólo para el destino de la polis, es decir, para el destino de la vida en común, sino para la conformación de la individualidad del sujeto. Es en este espacio donde realmente somos: nuestra identidad se funda pragmáticamente en este hacer y decir ante y con otros, que tienen como requisito el reconocimiento mutuo y como producto inmediato la acción y la palabra. "Actuar, en su sentido más general, significa tomar la iniciativa, comenzar, poner algo en movimiento"3.


La facultad humana de crear este espacio del entendimiento es, a juicio de Arendt, el lenguaje, la comunicación y con ello no se refiere a palabras enigmáticas para los no iniciados, sino a "la capacidad de ser popular", de "hablar y escuchar".


La herramienta concreta de esta ocupación que hace el individuo del espacio público es el punto de vista o lo que es lo mismo la opinión. "En un flujo de argumentos totalmente inagotable, como los que presentaban los sofistas a los atenienses, el ciudadano griego aprendió a intercambiar sus propios puntos de vista, su propia opinión - la forma en que el mundo se le aparecía y mostraba - con los de sus conciudadanos”4.


Una mujer que se pregunta, "¿cómo es posible vivir en el mundo, amar al prójimo, si el prójimo –o incluso tú mismo- no acepta quién eres?". Alguien que, desde su actuar político, transita, hurgar, comprende; busca que comienza con la vida y termina con la muerte.


"El poder sólo es realidad donde palabra y acto no se han separado, donde las palabras no están vacías y los hechos no son brutales, donde las palabras no se pelean para velar intenciones sino para descubrir realidades, y los actos no se usan para violar y destruir sino para establecer relaciones y crear nuevas realidades"5.


Comprensión que no refiere, necesariamente, al perdón, llegado el caso. Y aquí, Hanna es siempre, la judía: paria, sobreviviente, combatiente. La que habla de los totalitarismos, desde su experiencia de vida en un campo de concentración y después como miembro activo de la resistencia francesa. El totalitarismo cuyo estudio ocupo un lugar definitorio en su vida-obra.


La lleva a confirmarse, en el mundo que las acciones aberrantes tienen cabida, pues lo conforman y confirman. Más allá de haberle seguido el rastro a la lógica del nazismo y otros sistemas de gobierno de vocación totalitaria, Arendt buscó las determinaciones del hombre contemporáneo como uno de los productos más curiosos de la sociedad moderna.


Arendt destaca que la violencia como algo humano, la vida está llena de acciones violentas con distintos tenores, pero sólo el hombre es violento y sólo la acción del hombre sobre el hombre puede ser calificada propiamente de violenta, ya que la acción sobre la especie animal es crueldad.


“Efectivamente, el aprender a ubicarnos desde el silencio, eso es algo que hay que retomar de Hanna. Pensar y reflexionar sobre lo hacemos y lo que decimos, ser siempre capaces de defender la posibilidad que tienen otro de estar en desacuerdo conmigo y desafinarnos de ello con argumentos. La pluralidad como arma que enarbolada con respeto da al contrincante un lugar para luchar. Siempre pensando que ante el enemigo ni un paso atrás. Dejarle al tiempo que nos permita ver con claridad qué debemos sostener y qué variar en nuestros actuares, pues el ciñe nuestros pensares”6.


De aquí al adoctrinamiento, media sólo un paso. Y aquí es de reconocerse que la ciencia no debe ser usada como doctrina. Es en si misma práctica y teoría, siendo, una manera de colocarnos ante el mundo, meternos en él, regresar al mundo pensado y entonces tratar de mejorar al mundo real. Hanna fue consecuente con el concepto de mundo mejor. Ella elaboro y defendió tal concepto.


La pluralidad da razón al hombre, la relación no fijada por cosas, que define ella. Para Arendt, los hombres son iguales, en condición política; y distintos, por lo que dicen. La acción y el discurso los define. Así sea, pues, son uno y nunca el mismo.


Lo originario de la CONDICION HUMANA es la LIBERTAD. Es el hacer, pero ese hacer esta basado en la mente, en aquello que el hombre mismo decide. Así, Hanna se define una idealista, que ama a la humanidad.




1 - La condición humana. Barcelona: Paidós, 1993, pag 221. Desde ahora L.C.H.


2 - Joaquín Polo Montalvo, “El perdón como rescate de lo originario de la Condición Humana”.


3 - L.C.H, pag 191.


4 - L.C.H. pág. 19.


5 - Ibídem pág. 223.


6 - Joaquín Polo Montalvo, “El perdón como rescate de lo originario de la Condición Humana”.


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