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domingo, 15 de abril de 2007

Los movimientos sociales


“Éste es el clima en el que se da la destrucción de formas sociales de vida y de trabajo, modos de ser, colectividades, pueblos y culturas. Son inmensos, incalculables, los costos del mercantilismo, acumulación originaria, sistema colonial, imperialismo, multinacionalización, mundialización, globalización, es decir, las diferentes formas y épocas que caracterizan al largo curso de la historia del capitalismo. La gloriosa trayectoria del capitalismo, europeización u occidentalización del mundo, puede ser vista también como una especie de holocausto.
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La historia del capitalismo puede ser leída como la historia de la mundialización, de la globalización del mundo. Un vasto proceso histórico simultáneamente social, económico, político y cultural, en el que se mueven individuos y multitudes, pueblos y gobiernos, sociedades y culturas, lenguas y religiones, naciones y continentes, mares y océanos, formas de los espacios y posibilidades de los tiempos. Un vasto proceso histórico en el que emergen conquistas y realizaciones, atolladeros y contradicciones. En la esencia de la racionalidad del capitalismo, como modo de producción material y espiritual, como proceso civilizador, se encuentra su irracionalidad, su negatividad, su condición de absurdo. Se puede hablar de capital y trabajo, pobre y rico, centro y periferia, industrializado y subdesarrollado, dominante y dependiente, pero también se puede hablar de producción y consumo, empleo y desempleo, abundancia y pauperismo, integración y fragmentación, masificación y soledad. Hay siempre un extraño pathos atravesando este proceso civilizador.”

Octavio Ianni


El capitalismo ha retomado a lo largo de su globalización distintos niveles de desarrollo (modos de producción anteriores) y también han sido distintas las formas de incorporación de éstas al conjunto de la economía.

“Es como si la racionalidad inherente a este modo de producción material y espiritual constituyera progresivamente todo a su imagen, subordinando a las personas, las ideas y las cosas”1.

Los ya casi 30 años de políticas neoliberales han arraigado, como hemos revisado, cifras extremas en sentido muy negativo de distribución del ingreso (alta concentración en pocas manos), pérdida de la determinación como nación de cada uno de los países, injerencia en la toma de decisiones que inmiscuyen o debieran inmiscuir sólo al país, la pauperización del trabajo, y la proletarización del trabajo intelectual, entre otras destacables. Para vericar estos hechos en concreto haremos un recorrido de los efectos del neoliberalismo en algunos países de América Latina y las respuestas generadas en Bolivia, Argentina, Brasil y México; entre las coincidencias que encontramos están que cuentan con amplias reservas territoriales y de recursos naturales, ora y fauna diversa y abundante. Y en ellos, también, se han presentado políticas neoliberales que han llevado a las “las multitudes inútiles” (Octavio Ianni).

“.... la existencia de una categoría de seres humanos que escapan casi completamente de la ley de valor y de otra categoría que sólo tiene marginalmente la posibilidad de crear un valor añadido que el capital puede utilizar para sus intereses. Para los primeros, que viven del trueque, de la mendicidad o de la asistencia humanitaria, el caso está claro para el sistema. Hay que crear, tal y como dice Michel Camdessus, antiguo director del FMI, una tercera mano, al lado de la mano invisible del mercado y de la mano reguladora del Estado, hay que crear la mano de la caridad.

“Para los segundos se desarrolla otro escenario. Incapaces de contribuir con validez a la acumulación de capital, son abandonados a sí mismos, en el mejor de los casos, sucumbiendo ante las enfermedades, la violencia entre ellos mismos o las guerras. Ambos constituyen lo que Suzan George llama ‘las multitudes inútiles’.

“Ahora bien, se trata de victimas del sistema y de su lógica y no de un determinado retraso en el desarrollo que hay que eliminar, algo que ha sido bien puesto en evidencia por Samir Amir”2.

Estas “multitudes inútiles” también han respondido, pues el arribo del neoliberalismo creó condiciones para resistencias y formas de lucha social nuevas. “De entrada, la extensión relativa de la sumisión real ha hecho que se les otorgue valor a elementos diferentes de los de la contradicción directa capital/trabajo y, en consecuencia, a reivindicaciones no únicamente vinculadas con las condiciones de trabajo y de salario (con su extensión en el sistema de seguridad social). Se trata de objetivos diferentes a los de la oposición con la explotación directa, y vinculados, en esta ocasión, a cuestiones que afectan la calidad de la vida, el derecho a las identidades culturales, los derechos humanos y la democracia participativa.

“Estas luchas han dado lugar a nuevas formas de expresión y han construido nuevos Respuestas antisistémicas alternativas para América Latina espacios sociales, diferentes de los de los movimientos vinculados con la sumisión real (sindicato), lo que ha vuelto a veces difícil la colaboración. La tentación de reducir la realidad a aspectos importantes, pero raciales, ha sido también real y no está aún completamente eliminada.

“Esta es la razón por la cual la convergencia del conjunto de estos movimientos y organizaciones se ha convertido, frente a la globalización del capital, en una exigencia de la lucha social contemporánea, necesidad cuya conciencia se ha desarrollado a partir de los últimos años del milenio”3.

La globalización ha echado raíces y en esa penetración, ha puesto de maniesto que la contradicción fundamental se plasma en condiciones sociales que hacen despertar a otras “subclases”.

“... donde se localiza la subclase: una categoría de individuos, familias, miembros de las más diversas etnias y migrantes, que se encuentran en la condición de desempleados más o menos permanentes. Son grupos y colectividades, barrios y vecindades en los que se reúnen y sintetizan todos, los principales aspectos de la cuestión social... Éste es el mundo de la subclase, de los que están viviendo en la condición de subclase, algo que se maniesta en cierta escala, y a veces en gran escala, en grandes ciudades de países desarrollados, industrializados o dominantes, así como en países subdesarrollados, industrializados o subordinados.

En la época del capitalismo global surgen nuevas e inesperadas formas de pauperización, que han sido descritas como manifestaciones de pobreza, miseria, hambre. Son manifestaciones nuevas y renovadas del proceso de pauperización inherente a la fábrica de la sociedad, al modo capitalista de producción.

En cierta medida el concepto de subclase se forma el ámbito del desempleo estructural”4.

Las distintas manifestaciones en cada nación, los distintos resultados de la política económica neoliberal y de la forma en que se han organizado para responder esas subclases dan en cada país un resultado diferente, pero que parece tener un mismo hilo conductor. La resistencia por parte del pueblo y la intransigencia del gobierno.

La respuesta en todos los casos para Bolivia, Argentina y México ha sido similar, arreciar las medidas macroeconómicas neoliberales, privilegiando ante todo la ganancia, sin tener en cuenta por ningún lado al hombre ni a la naturaleza.
El ascenso del capitalismo, de esta manera, implica la des-personalización, o mejor aún, la des-articulación, la des-unión o dislocación de las relaciones de dominación. De acuerdo a Holloway el capitalista participa en la explotación del trabajo, por medio del movimiento del capital en la forma dinero, establece una equivalencia entre dinero y valor y de esta la lleva a un símil con lo que la teoría llama LIBERTAD. Puesto que el trabajador es vendido de un dueño a otro, bien su fuerza de trabajo le permite deambular de un trabajo a otro. Con esto nos plantea lo que el llama desarticulación de las relaciones sociales, es decir, el establecer relación entre cosas y no más ya entre personas fetichismo para el marxismo.

“La insubordinación del trabajo es así el eje sobre el cual gira la constitución del capital como capital. Es la repulsión centrífuga mutua de las dos clases, la fuga de y respecto de la subordinación, lo que distingue al capitalismo de las sociedades de clases anteriores, lo que da una forma peculiar a la explotación del trabajo en la que se basa el capitalismo, como cualquier otra sociedad de clases”5.

La cuestión que nos interesa aquí es cómo esta des-articulación de la relación de clases introduce una nueva inestabilidad en el mundo. Esta situación de desarticulación de la sociedad es la posibilidad de la desintegración social, la posibilidad de la crisis.

“La crisis es, simplemente, la expresión extrema de la des-articulación social: la manifestación extrema de la no-correspondencia entre trabajo y capital, entre producción y consumo, entre venta y compra de a fuerza de trabajo y otras mercancías, entre lo político y lo económico. En este sentido, la centralidad de la crisis para el desarrollo capitalista ya está dada en la desarticulación de la relación de clases”6.

Si la crisis es la manifestación extrema de la desarticulación de las relaciones sociales, entonces expliquemos, la desarticulación de las relaciones sociales y como toma formas extremas.
No es una cuestión de entender la crisis como la consecuencia de una ola de lucha o militancia es inherente a la forma del antagonismo de clase. La dinámica centrada en la contradicción capital / trabajo, de la lucha es el núcleo de la crisis. Estos procuran constantemente liberarse a sí mismos de su mutua interdependencia.

Así la lucha de los Movimientos Anti-sistémicos alternativos es claramente una lucha por escaparse al control que el capital ejerce. Una lucha por conquistar el espacio, pues este el espacio, que queda restringido a aquel que puede librarse del dominio del capital teniendo posesiones. Una lucha por la autonomía, esa que da la posibilidad de autodeterminarse de romper la enajenación estableciendo relación entre personas, o al menos es así, como lo entiende un movimiento alter mundista, por ello, puede plantear que “Otro mundo, es posible”; y nalmente la lucha por como diría Holloway “por alejar la correa, por intensicar la desarticulación de la dominación”7.

Si concluimos en la inherente necesidad de exponer qué es el poder y retomamos a Foucault en sus dos enfoques explicativos de poder. En la concepción marxista se haya la funcionalidad económica del poder, que existe en la medida en que el poder tiene esencialmente el papel de mantener actualmente las relaciones de producción y una dominación de clase.

El segundo enfoque que explica el poder se compone de dos armaciones. La primera llamada hipótesis de Reich es que la apropiación y el poder no se dan, no se cambian ni se retoman sino que se ejercitan, no existen más que en acto, y si el poder se ejerce, entonces se llega a la primera hipótesis de que el poder es esencialmente lo que reprime. La segunda hipótesis de Nietzche armación es que el poder es ante todo una relación de fuerza, y como tal debería ser analizado en términos de lucha, de enfrentamientos, de guerra, con lo que se llega a una segunda hipótesis que dice que el poder es la guerra continuada con otros medios y la política como poder político la misma guerra continuada con otros medios. Así el poder político tendría el papel de reinscribir, perpetuamente, esta relación de fuerza mediante una especie de guerra silenciosa, de inscribirla en las instituciones, en las desigualdades económicas, etc.

Al nal se concluye que en general. “hay dos esquemas de análisis de poder. El esquema contrato-opresión, que es de tipo jurídico, y el esquema dominación-represión o guerra-represión, en el que la oposición pertinente no es la de legítimo e ilegítimo, como en el esquema anterior, sino de la lucha y sumisión”8.

Considerando al poder, como lo hace Foucault: no como un fenómeno de dominación masiva y homogénea de un individuo sobre otros, de un grupo sobre los otros, de una clase sobre las otras, sino que el poder debe ser analizado como algo que circula, que funciona en cadena, no es un atributo como la riqueza o un bien. Se hace un análisis ascendente del poder, arrancar de los mecanismos innitesimales, que tienen su propia historia, su propio trayecto, su propia técnica y táctica, y ver después cómo estos mecanismos de poder han sido colonizados por mecanismos más generales y por formas de dominación global.

El poder se construye y funciona a partir de poderes, de multitud de cuestiones y de efectos de poder. Esto no quiere decir que el poder es independiente, y que se podría descifrar sin tener en cuenta el proceso económico y las relaciones de producción.

Sabiendo que el poder es aquel que detentan los que oprimen “el capital depende de manera absoluta del trabajo alienado para su existencia, es decir, que depende de la transformación del hacer humano en trabajo productor de valor”9.

Esta vendrá a ser la contribución de Marx al pensamiento oposicional que lo lleva más allá de las otras formas del pensamiento oposicional, que en general entendemos como de un lado la teoría radical de la opresión, que describe la opresión y el proceso de lucha (feminista por ejemplo), parte para describir la opresión de un nosotros contra ellos, ricos contra pobres, creando en apariencia dos puntos externos uno del otro sin explicar cómo se relacionan, quedando sin poder real de transformación pues al no explicar que los ricos lo son en tanto los pobres los hacen ricos, entonces no se comprende la naturaleza tan “frágil” de la opresión, no explica pues la naturaleza del capital. En oposición a esta teoría tenemos la teoría marxista, que destruye toda externalidad al explicar que el capital depende del trabajo alienado para subsistir, es decir, ya no hay un ellos contra nosotros con ellos externos a nosotros, donde ellos son los opresores y nosotros los oprimidos. En esta explicación se centra la posibilidad de transformación revolucionaria ya que nos dice qué tan frágil es la opresión.

Y que el antipoder es el que detentan los oprimidos podemos afirmar que las medidas organizativas de los movimientos anti-sistémicos alternativos:

En Bolivia, los Cocaleros con las Autonomías: La búsqueda del control de los Recursos Naturales, fundamentalmente el Gas y el petróleo, a través de la recuperación del territorio original, pues ellos en su mayoría son indígenas. En Argentina, los Piqueteros con las Redes: las organizaciones horizontales, constituidas para enfrentar la salida de los procesos productivos y lograr la incorporación a ellos. En México, el EZLN con las Juntas de Buen Gobierno (JBG): Territorios autónomos, donde el Gobierno: educación, salud, construcción de vivienda y la producción misma; es establecido y ejercido por ellos mismos.

“La impregnación del poder por el anti-poder es la sustancia de la teoría de la crisis... está fundada en las contradicciones materiales del capitalismo y que estas contradicciones están concentradas en la crisis capitalista”10.

El no estamos solos en nuestra lucha de los distintos Movimientos anti-sistémicos alternativos. Ese no estamos solos se entiende de dos maneras: como una expresión de las contradicciones objetivas del capitalismo, la oportunidad para la lucha que las contradicciones crean de convertir la crisis económica en crisis social y esto como base para la toma revolucionaria del poder. Y la otra forma es ver la crisis como la expresión de la fuerza de nuestra oposición al capital, como la expresión del antipoder. No reconociendo “contradicciones objetivas”, únicamente las expresiones del poder como una contradicción del capitalismo.

“Esta idea de la crisis como la expresión de las contracciones objetivas del capitalismo complementa la concepción que ve a la revolución como la toma del poder en vez de ver en ambas, en la crisis y en la revolución, una desintegración de las relaciones de poder”11.

En cualquier sociedad de clases existe una inestabilidad procedente de la dependencia de los dominadores respecto de los dominados. En cualquier sistema de poder-sobre, existe una relación de dependencia mutua entre los “poderosos” y los “sin poder”. En el capitalismo esta relación se fundamenta en la libertad del trabajador.

Es este “el rasgo privativo de la relación entre capital y trabajo, libre en doble sentido; en tanto hombre libre dispone de su fuerza de trabajo en cuanto mercancía suya, y de que por otra parte, carece de otras mercancías para vender, está exento y desprovisto, desembarazado de todas las cosas necesarias para la puesta en actividad de su fuerza de trabajo”12.

La lucha del capital por sojuzgar al trabajo está mediada por la desmembración de la relación social. El capital impone su dominio sobre el trabajo por medio de la presión constante de la obtención de los niveles deseados de plusvalía. El trabajo y el capital, su relación mutua, nalmente se arma a sí misma. La desarticulación de las relaciones sociales signica que la reproducción del capital depende de un tipo particular de práctica social: la producción de la plusvalía.
“Y cuando la desarticulación de las relaciones sociales amenaza la producción de plusvalía, la unidad subyacente de las relaciones sociales se impone. Tanto que la contradicción de esta repulsión mutua, es el núcleo de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, puesto que el capital al intentar huir de la fuerza de trabajo, aumentando la composición orgánica del capital, disminuye la plusvalía que se produciría con el anterior número de trabajadores, lo que hace necesario para que el “capital se reproduzca así mismo debe haber una explotación del trabajo cada vez más intensa, que a su vez presupone una intensicada subyugación de la humanidad”13.

Así se ve la crisis desata la necesidad de un cambio, un cambio que lleve a que ese poder frustrado, se convierta en un poder hacer. Las fuerzas productivas se reeren simplemente al desarrollo del poder hacer humano. A la contradicción constante y siempre presente entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción. “Es esta contradicción interna la que se maniesta en la crisis: la contradicción entre el hacer y su forma capitalista, es decir, la fuga del trabajo enajenado hacia el hacer”14.

La crisis implica una intensicación del conicto... Se puede decir que una crisis existe cuando la insubordinación o la no subordinación del hacer obstruye la intensicación de la explotación requerida por la reproducción capitalista al punto tal que la ganancia de capital se ve seriamente afecta. A través del proceso de crisis, el capital busca reorganizar su relación con el trabajo de manera tal de reestablecer la ganancia. Así mientras más grande es la separación entre la acumulación real y su manifestación monetaria, mas la distancia entre la subordinación real de la vida y la subordinación requerida por el capital.

“La tendencia del capital a subordinar cada aspecto de la vida con creciente intensidad es la esencia del neoliberalismo. El neoliberalismo es el intento de resolver la crisis a partir de la acentuación y el reordenamiento de la subordinación”15.

Nunca antes de ahora, la contradicción entre trabajo y capital había sido tan exacerbada. El triunfo del Neoliberalismo, es su mayor amenaza. Ha establecido políticas económicas que le garantizan cuantiosas ganancias, ha abatido costos y desde luego ampliado mercados. Pero esto que lo lleva a cantar loas, lo pone en peligro.

“El imperio crea un potencial para la revolución mayor que el que crearon los regímenes modernos de poder porque nos presenta, junto con la maquinaria de mando, una alternativa: el conjunto de todos los explotados y sometidos, una multitud que se opone directamente al imperio, sin que nada medie entre ellos”16.

Los Movimientos Sociales de esta multitud que integra y se integra en ellos. Se caracterizan por: Un rol muy importante de la participación indígena, misma que ha puesto de regreso, su presencia y su trascendencia en la decisión del futuro de cada uno de los países a los que pertenecen.; la participación de mujeres y sobre todo de madres solteras, niños de la calle, y en un buen número de casos son estas llamadas minorías quienes dirigen; la Juventud participando en la lucha, no sólo estudiantes, se han integrado “La Banda”, los “Darkatas”, los “Punkatas” y demás; los Campesinos quienes han tomado un papel preponderante, bastante más grande que en otros tiempos; Trabajadores Sindicalizados o tratando de sindicalizarse, pero con la salvedad de lograr la organización sin intervención patronal; estos movimientos se han preocupado por relacionarse entre sí a través de Encuentros; y por último todos luchan en contra del fundamentalismo del mercado.

“A través de la circulación, la multitud se apropia del espacio y se constituye en un sujeto activo”17.

Estos Movimientos son parciales, se estructuran a partir de demandas muy concretas, pero detrás de todos ellos esta la búsqueda de la democratización de la Sociedad. Ellos buscan poner n a lo intolerable. Son Glocales: globales buscando lo local. Han logrado la continuidad, un grado de permanencia y aceptación en la sociedades a las que pretenden cambiar.

“... la acción de la multitud se hace principalmente política cuando comienza a enfrentar de manera directa y con una conciencia adecuada las operaciones represivas centrales del imperio. ..lo que podemos ver es un primer elemento de un programa político a favor de la multitud global, una primera demanda política, la ciudadanía global, es decir que se reconozca jurídicamente la realidad existente de la producción capitalista y que se otorgue a todos los trabajadores el pleno derecho a la ciudadanía que consta en el derecho general a controlar sus propios movimientos”18.



1 - Ianni, Octavio. La Sociedad Global, Ed. Siglo XXI.
2 - Houtart, Francois. La convergencia de movimientos sociales: un ensayo de análisis, pp. 11. CLACSO.
3 - IbÍdem., pp. 13
4 - Ianni, Octavio. La era del globalismo, Ed. Siglo XXI. p. 54.
5 - Holloway, John. Cambiar el Mundo sin tomar el Poder, p. 261.
6 - Ibídem., p. 268
7 - Ídem., p. 261
8 - Ibid., p. 137
9 - Foucault, Michael. Microfísica del poder, Curso del 7 de enero de 1976, p. 253
10 - Ídem., p. 255.
11 - Ibídem., p. 255.
12 - Holloway, John, Cambiar el Mundo... p. 257
13 - Ídem., p. 274-275.
14 - Ídem., p. 277
15 - Ídem., p. 289.
16 - Negri, Antonio. El Imperio. p. 357.
17 - Ídem., p. 361.
18 - Ídem., p. 363

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